Generalmente nosotros suponemos que una conducta implica una actividad que requiera algún tipo de movimiento como hablar o caminar, por dar unos ejemplos, pero existe una que pasa desapersivida por la mayoría; el sueño.
Si, el sueño es catalogado como una conducta y a parte de los rápidos movimientos oculares, el mismo no se distingue por el movimiento sino por aquella fuerte necesidad que la mayoría de las veces nos obliga a buscar un lugar cómodo y tranquilo en el cual podamos permanecer acostados durante varias horas.